12 de novembre 2012

Presencia de la institución en la clínica
















“Presencia de la institución en la clínica” fue el tema de una fecunda Conversación del Instituto del Campo Freudiano en España, realizada hace algunos años, en la que se debatieron diversos casos presentados por psicoanalistas, casos que habían sido atendidos tanto en instituciones de salud mental como en la consulta, llamada siempre de un modo tautológico, “privada”. En realidad, ¿hay algún encuentro con un psicoanalista que no sea de orden estrictamente privado, es decir, donde lo más íntimo del sujeto no reciba de quien lo escucha la acogida más personal, destinada al ámbito restringido de la transferencia? El título de aquella Conversación quería invertir así los términos de lo que suele presentarse como un debate con frecuencia sin salida: el de la presencia del psicoanálisis y de su clínica en las instituciones, el de los avatares que los psicoanalistas experimentan con su lugar de trabajo en ellas. Pero hablando estrictamente, no hay psicoanalistas que “trabajan en instituciones públicas” por un lado y otros que lo hacen en su “consulta privada” por otra. De hecho, cada uno, por no decir un “todos” que no existe, “trabaja” en la única institución que está en juego en la experiencia analítica: la institución de la transferencia, la que instaura la relación del sujeto con el saber cuando este saber se refiere al único trabajador que existe en el discurso analítico y que Lacan calificó como el trabajador ideal: el inconsciente. No, el problema bien planteado no es el de la presencia del psicoanalista y del psicoanálisis en la institución —sea del orden o del tipo que sea—, sino el de la presencia o no de la transferencia como sujeto supuesto saber en la clínica que, si es así escuchada, seguirá entonces la lógica del discurso analítico.
Siempre que surge este tema de debate recuerdo una fugaz conversación que mantuve hace años con un psicoanalista de la IPA (International Psychoanalytic Association) que, atrincherado en su consulta “privada”, me decía que él siempre había abominado de las instituciones, ya fueran las de la red de salud pública como la propia institución psicoanalítica a la que, sin embargo, no dejaba de pertenecer. Hacía poco tiempo que yo me había “instalado” —como suele decirse—, en la práctica analítica, pero pude responderle ya muy claramente, por lo que había aprendido de ella, señalándole su diván: “¡pero si es aquí donde usted tiene su institución!”
Es la perspectiva que me parece oportuno subrayar ahora de acuerdo con el tema de “la práctica institucional después del Edipo” que pondrá sobre el tapete el próximo encuentro PIPOL 6, Segundo Congreso Europeo de Psicoanálisis, que se realizará en Bruselas el 6 y 7 de Julio de 2013.


1 comentari:

Vicent Llémena i Jambet ha dit...

En aquests moments per tot arreu ens juguem una sola cosa, ja siga en institucions públiques de salut o en consultes privades, ens juguem la transferència, l'escolta, si jo li contara de la meua minsa relació amb la classe mèdica...

Una abraçada

Vicent